La Guardia Civil habló con Tomás Gimeno hasta en dos ocasiones tras matar a sus hijas
La primera fue por teléfono desde el puesto de Radazul
La segunda cuando una patrullera lo interceptó entrando en el puerto tras el toque de queda
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El relato de los hechos realizado por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Güimar (Tenerife) no deja lugar a dudas: la Guardia Civil habló hasta en dos ocasiones con Tomás Gimeno después de que, presuntamente, hubiese asesinado a sus dos hijas, Anna y Olivia, y las hubiese arrojado al mar con un lastre para que no se encontrasen nunca sus cuerpos.
Cuenta la juez Priscila Espinosa que el día 27 de abril, cuando Tomás regresaba de alta mar, de supuestamente arrojar las bolsas de deporte donde iban las niñas entre las 21.40 horas y las 23.15 horas. Volvía porque se había quedado sin batería en el teléfono móvil e iba a comprar un cargador a una gasolinera cercana, que está abierta las 24 horas en la Avenida Marítima de Santa Cruz.
En su llegada a puerto, «en la bocana de la dársena pesquera, hacia las 23.15, se cruzó con una embarcación del Servicio Marítimo Provincial de Tenerife tripulada por los agentes de la Guardia Civil (…) lo que dio lugar, por incumplimiento de la normativa del toque de queda vigente, a la supervisión a distancia de seguridad de la embarcación, observando a Tomás (…) al que tras indicarle que atracara en el pantalán A, lo que efectuó a las 23.21 horas, se propuso de sanción por aquel motivo. Tras dirigirse a su vehículo y buscar documentación Tomás preguntó a los agentes si podría regresar a su casa, transmitiendo que finalmente pernoctaría en el barco. La embarcación del Servicio Marítimo Provincial de Tenerife volvió a partir rumbo norte, hasta la Punta de Anaga, regresando a la base a las 02.30 horas sin observar embarcación alguna».
La primera vez había sido a las 22.30 horas, cuando la madre de las niñas, Beatriz, sospechaba que las menores seguían con vida, custodiadas por Tomás, aunque en realidad se encontraba en su barca Esquilón, con la que había zarpado a las 21.40 horas. La juez lo cuenta así: «A las 21.51 Beatriz estableció contacto con Tomás, el cual le comunicó que ya estaba fuera de la isla con las niñas. A las 21.59 horas Beatriz llamó a Tomás, refiriéndole éste que ya no iba a ver a las niñas ni a él, que se iba con ellas y que iba a empezar una nueva vida. A las 22.30 horas y a las 22.40 horas Beatriz repitió la llamada, ya desde el Puesto de la Guardia Civil, siendo la respuesta de Tomás la misma, aún cuando intervino un agente de la Guardia Civil». Esas dos llamadas se efectuaron desde el Puesto de Radazul, cercano al domicilio de Beatriz Zimmermann y de las niñas.
A esa misma hora, «cuando ya estaba suficientemente alejado de la costa y sobre una zona que conocía profunda, hacia las 22.30 horas, Tomás arrojó al mar desde el barco Esquilón las bolsas de deporte que contenían el cuerpo sin vida de su hija Olivia y presuntamente el de su hija Anna, ambas amarradas a un ancla por medio de una cadena y un cabo, quedando las bolsas junto al ancla, depositadas en el fondo del mar en las coordenadas (….)».